Letra de Vidas comunes
Agarrate Catalina
Vidas Comunes...
Dos se aman en secreto y a escondidas. No tienen
tiempo, ni fotos, ni tardecitas, ni siquiera planes
pueden tener. Sus caricias son desesperadas como
las primeras y tristes como las ultimas, hoy sin
embargo no se abrazan. Él no puede elegirla, ella
llora y nadie nunca lo sabe.
Es domingo de tarde. La muchacha le cuenta algo
a su abuelo, se agacha y le dice que lo extraña,
deja las flores contra el mármol y se va sola.
Él muchacho hace rato que espera. “No va a venir,
no va a venir” piensa. Un minuto después ella
entra; sonrisa como el mar y una trenza. Esta preciosa.
Él sale de la sala inmensa, la cabeza como un tren.
El sueño heroico de la maravilla de dos desde
ahora es milagro de a tres. Cruza otra puerta y
dice como puede a los que esperan: “ya nació”. Y
se lo tragan los abrazos.
Último llamado. Junta fuerzas, carga maletas, deja
abrazos. Cada vez le cuesta más volver a irse.
La película continua de sus últimos tres años. La
inmensa pequeñez de su cuarto, la pared, las marcas
en la pared, el par de fotos permitidas, el tacho,
la reja, la ventana minúscula ahí arriba
y el sol afuera, siempre el sol está afuera. “Mañana
viene la vieja a la visita” piensa. Se pone a cantar bajito.
Las horas de las vidas más comunes.
Su suerte en el guion universal.
Historias incendiándose en el aire.
Postales que no muestran la ciudad.
Alguien ríe.
Alguien lloró.
Alguien canta.
Alguien amó.
Minuto de una vida entre otras vidas.
Un hombre viejo mira un funeral.
Una muchacha ríe en la placita.
Una familia aguanta un temporal.
Alguien ríe.
Alguien lloró.
Alguien canta.
Alguien amó.
Bajo el parral,
mesa larga y festejo.
Años después
alguien vuelve de lejos.
Todo el destierro, el exilo, el dolor
derrotados en una canción.
Toda la nieve de su corazón
derrotada una tarde de sol.
VUELTA AL SOL a zurcir los retazos.
VUELTA AL SOL se completa el abrazo.
(lo que está en mayúscula no estoy segura que sea así)
Alguien en mitad del mar
ganó su pan,
juntó la red.
Rezo y dos besos de alcohol,
le pide al mar volver.
Sola entre las luces
mira hacia atrás.
Lleva pocas horas
en la ciudad.
Su niñez,
su mama,
el olor del hogar.
Su niñez
ya no está,
muere en la terminal.
Nadie los vio,
En su secreto,
en su rincón.
Último beso.
Chau, adiós.
Lluvia de sal.
Ya no son dos
contra el destiempo.
Negro licor.
El desencuentro.
Chau, adiós.
Mares de sal.
El pool de un bar.
Dos buenos tipos
salvan su amistad.
El pool de un bar.
Abrazo inmenso
y otra vuelta más.
Al piso dos de un hospital.
Vuelve a subir,
sale a fumar,
ríe al llorar,
llora al reir,
corre a contar:
tiene mi niño
tanta luz,
parte los clavos de mi cruz.
Una mujer en el pretil,
plomo el cielo gris,
piensa en morir,
vuelve a elegir
otra vez vivir.
Cada vida,
cada historia,
farolitos en la oscuridad
desafiando la avalancha
despiadada de nuestra
brutal velocidad.
Todos los reyes del mundo todos los mendigos
cargan los mismos demoños,
el mismo dolor.
Cuatro payasos borrachos
llorando en la fiesta.
Lagrima azul de una orquesta
de gente común.
Tropel de simples mortales tras una esperanza,
A veces paso pintadas en un pizarrón.
Todos llegamos al mundo en la luz de una panza
y nos iremos un día en un simple cajón.
Mi canción
de arlequín,
un vulgar berretín .
Esta breve eternidad
ya llego a su fin,
y mi vida que se va
pide más piolín.
Mi canción (de clavos y tablon,)
de arlequín, (de grapa y de jazmin)
un vulgar berretín. (es solo un berretín)
Esta breve eternidad
ya llego a su fin,
y mi vida que se va
pide más piolín.
Adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós
Carnaval.
Dos se aman en secreto y a escondidas. No tienen
tiempo, ni fotos, ni tardecitas, ni siquiera planes
pueden tener. Sus caricias son desesperadas como
las primeras y tristes como las ultimas, hoy sin
embargo no se abrazan. Él no puede elegirla, ella
llora y nadie nunca lo sabe.
Es domingo de tarde. La muchacha le cuenta algo
a su abuelo, se agacha y le dice que lo extraña,
Él muchacho hace rato que espera. “No va a venir,
no va a venir” piensa. Un minuto después ella
entra; sonrisa como el mar y una trenza. Esta preciosa.
Él sale de la sala inmensa, la cabeza como un tren.
El sueño heroico de la maravilla de dos desde
ahora es milagro de a tres. Cruza otra puerta y
dice como puede a los que esperan: “ya nació”. Y
se lo tragan los abrazos.
Último llamado. Junta fuerzas, carga maletas, deja
abrazos. Cada vez le cuesta más volver a irse.
La película continua de sus últimos tres años. La
inmensa pequeñez de su cuarto, la pared, las marcas
en la pared, el par de fotos permitidas, el tacho,
la reja, la ventana minúscula ahí arriba
y el sol afuera, siempre el sol está afuera. “Mañana
viene la vieja a la visita” piensa. Se pone a cantar bajito.
Las horas de las vidas más comunes.
Su suerte en el guion universal.
Historias incendiándose en el aire.
Postales que no muestran la ciudad.
Alguien ríe.
Alguien lloró.
Alguien canta.
Minuto de una vida entre otras vidas.
Un hombre viejo mira un funeral.
Una muchacha ríe en la placita.
Una familia aguanta un temporal.
Alguien ríe.
Alguien lloró.
Alguien canta.
Alguien amó.
Bajo el parral,
mesa larga y festejo.
Años después
alguien vuelve de lejos.
Todo el destierro, el exilo, el dolor
derrotados en una canción.
Toda la nieve de su corazón
derrotada una tarde de sol.
VUELTA AL SOL se completa el abrazo.
(lo que está en mayúscula no estoy segura que sea así)
Alguien en mitad del mar
ganó su pan,
juntó la red.
Rezo y dos besos de alcohol,
le pide al mar volver.
Sola entre las luces
mira hacia atrás.
Lleva pocas horas
en la ciudad.
Su niñez,
su mama,
el olor del hogar.
Su niñez
ya no está,
muere en la terminal.
Nadie los vio,
En su secreto,
en su rincón.
Último beso.
Chau, adiós.
Lluvia de sal.
Ya no son dos
contra el destiempo.
Negro licor.
El desencuentro.
Chau, adiós.
Mares de sal.
El pool de un bar.
Dos buenos tipos
salvan su amistad.
El pool de un bar.
Abrazo inmenso
y otra vuelta más.
Al piso dos de un hospital.
Vuelve a subir,
sale a fumar,
ríe al llorar,
llora al reir,
corre a contar:
tiene mi niño
tanta luz,
parte los clavos de mi cruz.
Una mujer en el pretil,
plomo el cielo gris,
piensa en morir,
vuelve a elegir
otra vez vivir.
Cada vida,
cada historia,
farolitos en la oscuridad
desafiando la avalancha
despiadada de nuestra
brutal velocidad.
Todos los reyes del mundo todos los mendigos
cargan los mismos demoños,
el mismo dolor.
Cuatro payasos borrachos
llorando en la fiesta.
Lagrima azul de una orquesta
de gente común.
Tropel de simples mortales tras una esperanza,
A veces paso pintadas en un pizarrón.
Todos llegamos al mundo en la luz de una panza
y nos iremos un día en un simple cajón.
Mi canción
de arlequín,
un vulgar berretín .
Esta breve eternidad
ya llego a su fin,
y mi vida que se va
pide más piolín.
Mi canción (de clavos y tablon,)
de arlequín, (de grapa y de jazmin)
un vulgar berretín. (es solo un berretín)
Esta breve eternidad
ya llego a su fin,
y mi vida que se va
pide más piolín.
Adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós
Carnaval.
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