Una milésima

Tú prométeme que no me dejarás solo,
que si no me descontrolo y se me llevan los diablos.
Asegúrame que estarás aquí a mi lado
cuando me llegue lo malo y me curarán tus labios.

Siempre fui el triste, el niño desastre,
el de la mala suerte con la cabeza en Marte.
Escapé de la muerte, lo pagué con sangre,
con frío de diciembre, llantos de mi madre.

Fue subir más alto y empezar a sentir vértigo,
siempre fui el raro de mi casa y del psiquiátrico,
no tenía remedio o eso dijeron los médicos
y ahora mírame, escribiéndolo y cantándolo.

Nunca fue un milagro, fue ponerle fuerza,
callar mi cabeza, no dejar que me venza
cuando estás tan roto que se muere la esperanza,
cuando estás tan loco que ya te da hasta vergüenza. Échale cojones y seca todas las lágrimas,
la vida es un segundo y el bajón una milésima.
Yo me hago canciones porque así paso la página,
tú eliges seguir fuerte o morirte de la lástima. (X2)

Todos están tristes sin tener ningún motivo,
parece que lo busquen como si fuera una moda,
daría todo lo que tengo por salirme de la cama,
despertarme una mañana y ser otra puta persona.

No sabes el precio que pago por cada verso,
no sabes el dolor y ese nudo en el estómago,
cubierto de sudor, presión en el torso,
ni cómo lo paso con un ataque de pánico.

Tú no sabes nada, yo escribo lo que siento,
ellos comen techo y yo diez mil medicamentos,
quiero ser como ellos, quiero ser diferente,
ser como tanta gente que sólo vive el momento. Pero no puede ser, no es lo que me ha tocado,
hago lo que puedo y si no puedo, pues me jodo,
por eso te escribo, para olvidar lo malo,
por si eres como yo, que no te sientas solo.

Échale cojones y seca todas las lágrimas,
la vida es un segundo y el bajón una milésima.
Yo me hago canciones porque así paso la página,
tú eliges seguir fuerte o morirte de la lástima. X2