Un drogadicto que murio

Abre la puerta que soy yo,
traigo una pistola cargada.
No temo usarla sin razón.
La traición se paga caro mi amor,
nunca elegiste bien el camino mejor para los dos.

Un drogadicto que murió
con sobredosis de mentira,
creyendo que esto se acabo,
cargó prejuicios y una espina que rasgó su corazón.

Y sin embargo al verte, ya no hay nada.
Y casi no te tocan las palabras.
Y aunque somos los mismos,
lo que hay no es lo de ayer.

Abre la puerta que soy yo,
traje periódico y cigarros,
quiero saber que sucedió,
cuando golpearon a tu puerta mi amor,
la noche que abriste las cortinas para otro como yo. Y sin embargo al verte ya no hay nada.
Y casi no te tocan las palabras.
Y aunque somos los mismos,
lo que hay no es lo de ayer.

Hace algunos años las memorias de mi vida estaban claras.
No te había dicho antes que el amor se mueve en forma extraña.

Y sin embargo al verte ya no hay nada.
Y casi no te tocan las palabras.
Y sin embargo al verte ya no hay nada.
Y casi no te atrapan mis palabras.