Trovador callejero

Caballero y vividor,
seductor y sepulturero,
gran pordiosero y derrochador,
de añada tiene un filón.
Arruinaste tus fortunas derrochando el exceso,
abruando a la locura encogiendo el miedo.

Hay miradas de odio,
hay miradas de amor.
Las miradas que sufren,
las miradas que no.

Y es que hay vidas que se dignan ser escritas,
de estas que me escriban el veneno de una indómita condición.

Trovador inusual,
aprendí de lo bueno.
Pocos consejos a dar,
para ver el sol salir de nuevo.
Que tonta,
que enseñarte,
lo peor queda por delante.
Seguimos consejos dentro de una nube de alquitrán.

Un día se hundía,
y se hundía,
y se hundió,
y se hundió.