Sullivan 325

Ella bailaba en los lugares más miserables de la ciudad
y yo era un simple borracho, en la primera fila de ese bar.

Era la mujer más atractiva en la mesa de unas chicas de oscura reputación
me invito a bailar con su sonrisa, di mi mano a toda prisa, con galante seducción
por las mil traiciones de la vida, dijo dedicarse a este tru-tru
“Pues yo quisiera hacerme a tu medida por que ando en busca de una musa como tú”.

Calla... Mi show ya va a empezar este desnudo voy a dedicarlo a ti
ella quera dinero, yo prefería su amor
y al lado del cenicero le deje mi corazón.

Mañana, dijo, te estaré esperando no busques otra amante en el burdel
¿Por qué a mi vida en llegar tardaste tanto? –Fui por unos cigarros – contesté.

Me bailo como a un rey, me dejo que tocara
luego un privado de ley y amanecimos en cama
Amanecimos en cama
Amanecimos en cama…

Por seis meses yo no he dejado de apartarme de su lado, ni perderme una función
se colgaba del tubo dorado, con ese cuerpo adorado, bendita liposucción.
Pero aquella noche de verano, vino a mí a decirme a media luz:
Un productor de gris me ha contratado, seré la estrella, la luna llena del men’s club.

Yo quería decir te quiero…
Calla… no debo renunciar por un cantor vil fulano de tal
ella inhaló cocaína, yo le rogaba su amor
y en el talón de propinas le deje mi corazón.

Mañana -dijo fría- no estaré, no intentes buscarme en los privados
si alguna vez propuse serte fiel, ya no me acuerdo.

Me bailó como a un cliente, me impidió que tocara
y con mi amor aún caliente, se fue por la mañana.

Ahora ella baila en los lugares más exclusivos de la ciudad
yo sigo siendo un borracho en la última fila de su alma.