Su noche

Perdidos entre sábanas, no buscan la mañana,
ya no quieren tener más, no les falta de nada.
Sólo quieren una cama y la compañía del otro.
No son como vosotros, su amor es pura llama.
Él se enreda en su pelo mientras dibuja en su cuerpo,
susurra un "te quiero" mientras se detiene el tiempo.
Florecen sentimientos con cada beso dado.
Ella es un regalo, quiere vivir el momento.
Ella contiene el aliento, quiere una noche eterna,
mientras sube por sus piernas, ella toca el firmamento.
Suave como el viento, caricias en la espalda
mientras le roba sonrisas y en su pecho se la guarda.
Quiere raptar sus ojos y el rescate son sus labios.
Un abrazo, una mirada, una hora de cosquillas.
Mata sus sollozos, sus manías y sus miedos,
le besa el ombligo y le muerde en las costillas.
Es un amor sincero, tienen un lazo tan fuerte,
¿cómo puede ser que el cielo les conceda tanta suerte?
No se expresa en la canción pues, en comparación,
eso de Romeo y Julieta es amor de adolescentes.
Ella sigue tumbada, escuchando sus latidos,
ríe, juega, llora, habla de todo lo que han vivido,
de lo que han sufrido, lo que queda por llegar,
de que no tenga final el regalo de cupido.
A veces se callan y disfrutan del silencio,
sólo con sentirse cerca ya esbozan una sonrisa.
En un mundo de necios donde se ama tan deprisa,
quererse como se quieren saben que no tiene precio.
Una historia sacada de la mente de Neruda,
ella sigue desnuda, fuera le observa la luna,
recorre ese camino de su pecho a la cintura,
sólo la luz de su fuego ilumina su alma oscura.
Si se miran a los ojos, imposible es no besarse.
Se tienen al lado, los dos cuerpos se entrechocan,
hablan con un beso lo que no dice la boca,
son la acción de el verbo que llamáis enamorarse.
Sus manos se entrelazan para exprimir los minutos,
mientras rezan en voz baja que eso no cambie jamás,
él está a su lado y se siente diminuto,
ella, entre sus brazos, fluye libre como el mar.
Ella dice - No te vayas - y la frase es tan sincera
- No te alejes ni un segundo. Quédate la noche entera. -
El la tiene en el pecho, siempre será la primera,
cambiaría un roce suyo por un polvo de cualquiera.
Quieren matar el tiempo y se lo piden al reloj.
Madrugada en vela como en las pelis del cine.
Ella señala marcas que él con besos le dejó
y el cuerpo de su chico todo manchado de rimel.
Aunque no duermen juntos ellos no se sienten solos,
nunca se puede ser uno si eres la mitad de un todo.
Dos minutos separados, pero ya se echan de menos,
aunque saben que mañana volverá a empezar de nuevo.