Si el llanto es la voz de los mudos

Tomás esa carta mirando a ambos lados.
Reis por lo bajo jugando a que sale el puto as.
Rincones desiertos de estériles cuencos que vos llamas “valor”
Mientras te suturas, el corazón.

Revisas bien tu equipaje antes de echarte a andar,
Apretado al pecho ese collar que sabe bien quién sos.
En una mano tierra seca llevas recordando qué arrastras,
En la otra una nota que dice… por favor.

Medallas de barro de sucias victorias colgás, templando tu motor.
Oxidándote, deshaciéndote.
Dos vasos de vino picado por día tomas sin olvidar,
Uno por lo que fue… y otro por saber que así iba a ser.

Ir de sol a sol refugiándote.
Risas por detrás desgarrándote.
Ruidos del cristal de tus ojos rotos vacío, como debía ser.
Y pensar en vez de hacer... si el llanto es la voz de los mudos.

Rendís tus historias en una hoja limpia, marcada por demás.
Ritos del dolor, cosechas de frutos de hoy.
Buscas en tu cielo algún que otro sello que pueda promesas plasmar,
Sobre no volver a pensar lo que en sueños pudiste ser.

Ir de sol a sol refugiándote.
Risas por detrás desgarrándote.
Ruidos del cristal de tus ojos rotos vacío, como debía ser.
Y pensar en vez de hacer... si el llanto es la voz de los mudos.