Setenta navajazos

Yo soy un magistrado equilibrado y cabal
Aplico severo el código penal
A veces se me escapa alguna estupidez
Mas nadie replica porque soy el juez
Juzgaba a ese infeliz que a una mujer mató
Setenta puñaladas mal contadas le dio
Hay que tener estudios para comprender
Que el pobre desgraciado lo hizo sin querer
Pues como soy el juez sé separar
Al bestia que a una moza quiere liquidar
De ese vecino atento que ha tenido un traspié
Y aunque la destripase no hubo mala fe

No, las diez primeras no hay que computar
Pues fueron las previas para calentar
Y tanto frío hacía que es de rigor
Quitar otras quince hasta que entró en calor
Así es el malechor que en su furor
Se le hincha la vena y le cae el sudor
Mas no hubo saña, qué barbaridad
Sino loable empeño y gran tenacidad Y después de venticinco le arreó otras diez
Mas lo hizo sin inquina, rabia ni doblez
Y este tribunal llega a la conclusión
Que hacerle daño no fue su intención
Cuando la finada al suelo cayó
Me consta que el fulano se estremeció
Y le dio tanta pena que sintiendo piedad
Le arreó otras catorce por necesidad
Qué gusto ser un juez profesional
Que lucha cuerpo a cuerpo contra el criminal
Y aunque se me supone gran sentido común
Algunas veces juzgo al buen tun tun

Pues oyendo sus gemidos le supo tan mal
Que pensó en asestar la puñalada final
Y para asegurar que descansase en paz
Le atizó un par de viajes de modo eficaz
Cómo me va ser juez, tengo instrucción
Carrera, oposiciones, gran ilustración
Y ningún soplagaitas me va a discutir
El justo veredicto que he logrado instruir Yo sé lo que es la saña, faltaría más
Es pasta rellena con queso y foie-gras
Por eso aunque setenta veces se la clavó
Concluyo firmemente que no se ensañó
Para eso soy el juez, para juzgar
Con toga y con birrete, hecho un brazo de mar
Y sigo el reglamento al impartir la ley
Que dos y dos son cuatro y cuatro y dos son seis