Relájate y ronda

No sé qué tiene, madre, qué tiene este cantar,
que todo el que lo escucha termina por llorar.
¡Deme la albahaca, madre!, la quiero echar...
con la maceta, ¡que el de la gaita se va a enterar!

... ¡Pues, anda, que si pillo al del curdión!,
o a ese otro de la trompa, ¡que es aún peor!
¿Pero qué tuna es ésta, que no hay ni pandereta?
¡Ni el “clavelitos” me quieren cantar!

Cuando la Ronda te dé serenata,
¡ay, compostelana!, en Sobrarbe estás.
¡Anda, cógete un porrón
y sal a tu balcón de “turismo rural”!

¡Relájate, y déjate rondar.
Mujer, tú créeme… ¡acaba por gustar!
La ronda es mi pueblo en pie de fiesta:
la gente en las calles, risas y lamíns. ... Y de par en par todas las puertas se abrirán
... ¡Nina!, todo un año en Barcelona...,
se va a hacer corta la ronda,
¡con lo que hemos de charrar!

¿Cómo se puede rondar sin ir luciendo
todas las galas del traje regional? -¡y olé!-
¿Cómo se puede rondar sin cachirulo?...
(sin escafandra, que aquí se lleva más).

¡Ridiós, el del guitarro!, con lo barbudo que es,
mira tú qué está cantando: ¡que s´afeitó de nuei!
¡Mecá!, ¡Si son tan majas las del Pilar!...
¡Pues no!, ¡para una jota que canta, es en “catalán!”

Cuando la Ronda pare ante tu puerta,
¡ay, mi baturrica!, no te hagas rogar.
Echa, pues, esa jotica
y pasa ese porrón, que lo voy a catar.

Remángate, y vamos a rondar.
... No abuses, que la gaita acaba por cansar.
La ronda es mi pueblo en pie de fiesta:
la gente en las calles, risas y lamíns. ... Y de par en par todas las puertas se abrirán.
... ¡Nina, a ver si ésos de ahí se callan,
que con lo fuerte que cantan
no se puede ni charrar!

¡Cómo quisiera saber lo que es folklore!
Captar su esencia y darle un giro al Tin-Tán: ¡Tan-Tín!
¡Como quisiera ser puro y erudito!
Coger la gaita con papel de fumar.

Pero me he dado al vicio y la perdición,
las malas compañías… y hasta el alcohol.
Voy siempre entre porrones, recibiendo empujones.
¡Sí, lo confieso!: ¡Soy un rondador!

No somos tunos, “folkies”, ni joteros.
(Músicos, aún menos, ¡ya quisiera yo!)
Pero a la hora de rondar...
¡aquí están y éstos son los “bemoles” de Aragón!

Relájate, y ronda, que es mejor
tener que desear, saber que imaginar.
La ronda es mi pueblo en pie de fiesta:
la gente en las calles, risas y lamíns.

... Y de par en par todas las puertas se abrirán.
¡Venga, que esto se acabó, señoras!
Ahora charrará la Ronda,
¡... y a ver qué saben tocar!

... ¡Ay, ay!, ¡no, no! ¡Esa gaita, no!
(... Créeme, mujer, les dije que no)