Letra de Nimue
Lèpoka
Un destello en mi memoria
trae el vestigio de su historia;
encerrada tras soberbia y ansia de poder, placer y gloria.
Su designio fue el delito;
miedo en la piel que puso fin a su cordura
y densa niebla a la razón.
Quien luchó por la esperanza
fue la presa de su trampa;
encerrado aún siendo el dueño del saber
que, al fin, lo sentenció.
Hoy, las aguas no reflejan el color de la verdad.
Si me hundo en mi destino es mi propia voluntad.
Y el día en que haya de enfrentarme a ti, podré vencer,
porque todo lo que soy, yo lo creé.
Se escudó en la vanidad,
pero duele recordar.
Al cielo alzó,
su alma en su voz: Ahora, con el mundo a mis pies,
ya no queda nada en que creer.
Desterré la vida que amé,
y el dolor fue mi mentor.
Soy el fin y la infinidad,
por encima de cualquier deidad,
pero aquello que un día fui sigue en mí
y lucha aún por salir.
A la orilla de mi virtud
muere este episodio.
Veo mi cuerpo fundirse en luz,
fiel colofón del odio.
Ahora, con el mundo a mis pies,
ya no queda nada en que creer.
Desterré la vida que amé,
y el dolor fue mi mentor.
Soy el fin y la infinidad,
por encima de cualquier deidad,
pero aquello que un día fui sigue en mí
y lucha aún por salir.
Vacía queda mi prisión, me voy;
recuerdo soy.
trae el vestigio de su historia;
encerrada tras soberbia y ansia de poder, placer y gloria.
Su designio fue el delito;
miedo en la piel que puso fin a su cordura
y densa niebla a la razón.
Quien luchó por la esperanza
fue la presa de su trampa;
encerrado aún siendo el dueño del saber
Hoy, las aguas no reflejan el color de la verdad.
Si me hundo en mi destino es mi propia voluntad.
Y el día en que haya de enfrentarme a ti, podré vencer,
porque todo lo que soy, yo lo creé.
Se escudó en la vanidad,
pero duele recordar.
Al cielo alzó,
su alma en su voz: Ahora, con el mundo a mis pies,
ya no queda nada en que creer.
Desterré la vida que amé,
y el dolor fue mi mentor.
Soy el fin y la infinidad,
por encima de cualquier deidad,
pero aquello que un día fui sigue en mí
y lucha aún por salir.
A la orilla de mi virtud
muere este episodio.
Veo mi cuerpo fundirse en luz,
fiel colofón del odio.
Ahora, con el mundo a mis pies,
ya no queda nada en que creer.
Desterré la vida que amé,
y el dolor fue mi mentor.
por encima de cualquier deidad,
pero aquello que un día fui sigue en mí
y lucha aún por salir.
Vacía queda mi prisión, me voy;
recuerdo soy.
Letra de Nimue de Lèpoka
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