Letra de La viuda millonaria
Santiago Rojas
I
Estando yo jovencito,
me di la mano con la viuda de una hacienda;
ella tenía mas o menos 70 años,
pero cuando se arreglaba quedaba como una reina.
La cosa empezó una tarde
cuando mi madre converso una rato con ella,
yo si note que ese otro día en la mañana
mi mamá me compro ropa y una bicicleta nueva.
El cuartoto día por la tarde llego la viuda a mi casa en una yegua,
y le dijo a mi mama: "oiga señora la laguna dónde queda,
para que mi yegua coma y un poco de agua que beba,
y si no queda tan lejos porque su hijo no me lleva"
La acompañe con cariño,
y en el camino me dijo en forma sincera:
"Escúcheme, hijo, soy la viuda millonaria,
y ando buscando un muchacho que me quiera,
que conozca bien de llano y que sea de familia buena,
y que para andar conmigo de gancho no le de pena".
Yo le dije eso es conmigo,
pero primero es preciso que comprendas,
yo necesito que usted me ponga a mi nombre
unas 400 reses con cuatro leguas de tierra.
Me dijo: "no se preocupe, si nos casamos tendrá todo lo que quiera,
y andará para arriba y para abajo
conmigo siempre a su lado porque soy su compañera.
La tarde del casamiento, cuando llegue a la iglesia con la vieja,
cuatro muchachas que estaban cerca a la puerta,
cuando nos vieron formaron una rochela
diciendo: "¡que cosa rara!, la novia nada que llega,
pero el novio llego alante abrazado con la suegra"
Realizado el casamiento, nos esperaba en la calle una ranchera,
para llevarnos hasta la fiesta de gala,
donde esa noche había gente como piedra,
mis amigos me decían: "te felicito, Panela,
pero, ¿dónde esta tu esposa que has llegado con tu abuela?" II
Como yo era muy muchacho,
tenia que hacer todo lo que ella dijera,
un día me dijo "vamos un momento al pueblo,
yo voy manejando el carro o si no de pasajera".
Como yo estaba aprendiendo,
llegando al pueblo me monte por una acera,
pero no vi que había matado a un musiú
que estaba en ese momento en la puerta de una tienda.
Ella arregló todo aquello con abogado, con palanca y con moneda;
y al dirigirnos donde ella tenia una quinta,
una muchacha estaba esperando afuera,
y le dijo: "Mamaíta, yo me vine de Inglaterra,
porque hace 24 horas allá se prendió la guerra,
la muchacha muy curiosa, le preguntó que de qué parte yo era,
y la viejita le respondió con malicia:
"este es un niño que yo tengo allá en la hacienda
pa' que revise el ganado y las gallinas le atienda,
le eche comida a los gatos, a un cochino y a una perra"
Yo recordé claramente,
lo que mi primo me dijo una nochebuena:
"Esa viejita con la que tu te casaste
se le han muerto 4 esposos porque ella los envenena"
La muchacha y su mamá aquella tarde preparaban una cena
y yo también un tubo de matarratas,
se lo vacié completico en la taza de una avena,
yo me escondí entre el solar,
y entre la quinta se prendió la sampablera,
cuando la joven vio el estuche del veneno,
a su mama le dijo en forma altanera:
"No te cases con criaturas que sólo aspiran monedas,
además tu esta viejita y te la pasas enferma".
La viejita le contesta
muerta de rabia: "Muchacha no seas grosera,
no tengo canas y arrugas sobre mi cara,
y ahora es cuando yo me considero tierna.
Con viejos no quiero nada porque eso me desconsuela,
¿qué hago con caja y sin fósforo con cigarro y sin candela?
Estando yo jovencito,
me di la mano con la viuda de una hacienda;
ella tenía mas o menos 70 años,
pero cuando se arreglaba quedaba como una reina.
La cosa empezó una tarde
cuando mi madre converso una rato con ella,
yo si note que ese otro día en la mañana
mi mamá me compro ropa y una bicicleta nueva.
El cuartoto día por la tarde llego la viuda a mi casa en una yegua,
para que mi yegua coma y un poco de agua que beba,
y si no queda tan lejos porque su hijo no me lleva"
La acompañe con cariño,
y en el camino me dijo en forma sincera:
"Escúcheme, hijo, soy la viuda millonaria,
y ando buscando un muchacho que me quiera,
que conozca bien de llano y que sea de familia buena,
y que para andar conmigo de gancho no le de pena".
Yo le dije eso es conmigo,
pero primero es preciso que comprendas,
yo necesito que usted me ponga a mi nombre
unas 400 reses con cuatro leguas de tierra.
Me dijo: "no se preocupe, si nos casamos tendrá todo lo que quiera,
y andará para arriba y para abajo
conmigo siempre a su lado porque soy su compañera.
La tarde del casamiento, cuando llegue a la iglesia con la vieja,
cuatro muchachas que estaban cerca a la puerta,
cuando nos vieron formaron una rochela
diciendo: "¡que cosa rara!, la novia nada que llega,
pero el novio llego alante abrazado con la suegra"
Realizado el casamiento, nos esperaba en la calle una ranchera,
para llevarnos hasta la fiesta de gala,
donde esa noche había gente como piedra,
mis amigos me decían: "te felicito, Panela,
pero, ¿dónde esta tu esposa que has llegado con tu abuela?" II
Como yo era muy muchacho,
tenia que hacer todo lo que ella dijera,
un día me dijo "vamos un momento al pueblo,
Como yo estaba aprendiendo,
llegando al pueblo me monte por una acera,
pero no vi que había matado a un musiú
que estaba en ese momento en la puerta de una tienda.
Ella arregló todo aquello con abogado, con palanca y con moneda;
y al dirigirnos donde ella tenia una quinta,
una muchacha estaba esperando afuera,
y le dijo: "Mamaíta, yo me vine de Inglaterra,
porque hace 24 horas allá se prendió la guerra,
la muchacha muy curiosa, le preguntó que de qué parte yo era,
y la viejita le respondió con malicia:
"este es un niño que yo tengo allá en la hacienda
pa' que revise el ganado y las gallinas le atienda,
le eche comida a los gatos, a un cochino y a una perra"
Yo recordé claramente,
lo que mi primo me dijo una nochebuena:
"Esa viejita con la que tu te casaste
se le han muerto 4 esposos porque ella los envenena"
La muchacha y su mamá aquella tarde preparaban una cena
se lo vacié completico en la taza de una avena,
yo me escondí entre el solar,
y entre la quinta se prendió la sampablera,
cuando la joven vio el estuche del veneno,
a su mama le dijo en forma altanera:
"No te cases con criaturas que sólo aspiran monedas,
además tu esta viejita y te la pasas enferma".
La viejita le contesta
muerta de rabia: "Muchacha no seas grosera,
no tengo canas y arrugas sobre mi cara,
y ahora es cuando yo me considero tierna.
Con viejos no quiero nada porque eso me desconsuela,
¿qué hago con caja y sin fósforo con cigarro y sin candela?
Letra de La viuda millonaria de Santiago Rojas
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