La reina de betarron

Donde desemboca el arroyo,
que al trovador su cuerpo bañó,
ahí nació la mujer,
la que es sin saber, la reina de Betarron.

Él se hacía acompañar, de un coro de cigarras,
a la hora de entonar, aquellos sentidos versos,
quizás a otros sones les faltaba,
Al exigir de sus sentimientos.

Echó mano a su guitarra,
para entonar su inspiración,
en eso estaba,
marcaron alto, de duendes un batallón.

Y se armó la rebambaramba,
se dieron de todo y con todo,
a las pruebas que me refiero,
están, en la poza del mono.

Se fueron a la silla de la beta,
coronaron con honores,
las hadas decoraron su guitarra,
con listones de colores.

Los chananes de alto rango,
otorgaron el perdón,
el trovador podía cantarle,
a la reina de Betarron.