La horda de oro

Princesa, ¿quieres hundirte a mi lado,
Cubrir tu piel con el tacto del más delicado
Con los versos más sangrientos del Qur’an bordados
Con hilos de las entrañas del becerro dorado?
Seré la sacræ Inquisitiónis persiguiendo a los ilustrados,
La espada de Napoléon hundiéndose en tu costado,
La carabela primera de Cristoforo Colombo,
Llegando a tus tierras salvajes, quemando tus templos sagrados,
La cabeza de Motecuhzoma traicionado,
????t?? redactando la sentencia en el juzgado.
Tu quoque, Bruto, hermano?
Oppenheimer esperando resultados.
La ????? ???? ha llegado,
Espero que algún día aquí abajo todo se pudra
Y que estéis vivos para ver el final.
Espero que a mi ciudad acabe llegando la purga
Y que las cuentas se puedan saldar.
Espero que se hundan todos los que han traicionado,
Los que han dejado atrás a un hermano.
Espero que existan los pecados…
Espero que se paguen caros.
Espero que mi barrio se queme, bajo la luna llena,
Llorar sobre vuestras cabezas,
Polvo y ceniza es lo que queda,
Desierto y pena,
Avaricia por los que abrieron la veda.
Lágrimas sobre la arena,
El momento del infarto.
Quiero lo justo, el precio exacto,
Lo que es nuestro.
Observar tu rostro, cada uno de sus aspectos,
Odiarme porque sé que tengo lo que me merezco.
Quiero sentirme culpable…
Ser juzgado por cobarde,
Ser las leyes del karma de Theodore Bagwell,
La encarnación de los pecados de su padre.
La horda dorada llega a tus puertas,
Y observa mientras todo arde…