Letra de La cita
Rubén Blade
Gente sola, o en compañía, buscando amor,
buscando amor; unos compran, otros venden pues
comprenden que sólo nadie conquista al dolor.
Los días son iguales, la gente es la que cambia,
si al fin y al cabo el tiempo sólo es una invención.
Somos juez que no perdona a los demás, mientras
pregona que el vivir es un esfuerzo egoísta si no hay
amor: de allí que la mujer que llegaba a las seis es
igual que el varón que llegaba a las dos; es la misma
premisa que con otra camisa va cubriendo la misma
intención. De este mundo nadie se marcha, sólo
cambiamos de posición; no hay coartada para
justificar nuestra inocencia en el Juicio Final.
Ya estamos condenados por haber inventado el
cómo condenar.
Despiértenme a la hora de la verdad.
buscando amor; unos compran, otros venden pues
comprenden que sólo nadie conquista al dolor.
Los días son iguales, la gente es la que cambia,
si al fin y al cabo el tiempo sólo es una invención.
Somos juez que no perdona a los demás, mientras
pregona que el vivir es un esfuerzo egoísta si no hay
amor: de allí que la mujer que llegaba a las seis es
igual que el varón que llegaba a las dos; es la misma
premisa que con otra camisa va cubriendo la misma
intención. De este mundo nadie se marcha, sólo
justificar nuestra inocencia en el Juicio Final.
Ya estamos condenados por haber inventado el
cómo condenar.
Despiértenme a la hora de la verdad.
Letra de La Cita de Rubén Blade
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