Firma al margen

Son momentos, rimas que surgen
cuando el boli describe el vacío.
Sentimiento de mi firma al margen
en ese papel que escribí cuando crío. (BIS)

Nuestro mundo tiene cáncer y el sol quiere darle quimio,
corazón distorsionado, le falta antena a mi radio,
vuelan mis versos tristes desde mi alma a tu barrio
mientras sigo sentado, busco dosis de cariño.
Y ya no somos ese niño que jugaba en las aceras,
con el papel de plata que llevaba el bocadillo,
en los ojos el brillo, sin un duro en la cartera,
pero llegaron los años y apretaron su gatillo.
Escribiendo mi nombre en los márgenes del folio,
para recordar quien soy, que tengo que hacerme un hombre,
de nada sirve el odio, ni la envidia, ni el rencor
que por más que den amor, seguiré teniendo hambre.
No es tarde para el verso, ni tampoco para el beso
que se escapo rodando de mi boca hasta la tuya,
aunque les pongan muros y todo sea cuesta arriba,
llegarán hasta la cima y te harán arder cual Troya.
No la busques en bares ni en el fondo de ese wiskhy,
porque nunca se está quieta, mi musa se llama libre,
no intentes atraparla, corre más que las liebres,
y dispara pensamientos con poesía como calibre.
Escribo, pues recuerdo, recuerdo porque estoy triste,
escribo para charlar con el Fran que conociste,
para matar el llanto, para olvidar las penas.
La rima es mi condena pero es la mejor que existe. Son momentos, rimas que surgen
cuando el boli describe el vacío.
Sentimiento de mi firma al margen
en ese papel que escribí cuando crío. (BIS) Aun me sale esa sonrisa cuando encuentro
una canción que escribí de las primeras.
Tantos recuerdos sólo al tocar un papel,
el boli era la espada, las palabras la quimera.
Dime tu nombre con el cobre entre mis letras,
convirtiendo el oro en piedra por simple placer.
Nunca fui de los que buscan tetas ni se pierden por un culo
tengo pies en tierra, huellas labran mi futuro man.
Y conseguiré hacerme grande con el mundo,
tener mi propia estrella que me ilumine el camino.
Y si envejecí lo haré cual vino,
haré que cada arruga sea una historia que conté.
Conté y que contaré, me queda mucho que escribir,
más aun puedo vivir en mi mundo de papel,
combatiendo los dragones y salvando a la princesa,
dejando en la cuneta a las mil brujas que besé.
El folio es el que narra las historias hoy en día,
basadas en mi o en lo que vi cuando crecía.
Yo soy el que escribe lo que el corazón me dicta
puesto que mi cora es una bola de letra perdida.
Un tajo se firmó el margen de mis temas
hasta los dieciséis, hecho de menos esa firma,
porque los escribí con la inocencia entre los dedos,
pero se de dos que hoy recuerdan que están por encima.

Son momentos, rimas que surgen
cuando el boli describe el vacío.
Sentimiento de mi firma al margen
en ese papel que escribí cuando crío. (BIS)