Eugenia emperatriz

Mis manos están llenas de flores de granada,
Pero un aire viajero me trajo hasta París.
Un día entre los días,
Me dijo una gitana,
Que andando poco tiempo seria emperatriz.

Que acento misterioso,
Contado en las estrellas,
Me tiembla por la sangre,
Y estrena el corazón.

Me pide un caballero,
Que venga a ser su esposa,
Y ha escrito:
Te amo Eugenia,
Y firma Napoleón.

Mi mundo granadino,
Es la fragancia de rosas,
De rosas y de fuentes musicales,
Que van a florecer llegando a Francia,
En medio, en medio de violetas imperiales.

Me acuerdo de granada,
Y de la alambra,
Me acuerdo majestad,
Con tu real venia,
De aquella gitanilla,
Y de su sombra,
Y quiero seguir siendo,
Siempre Eugenia. Y quiero seguir siendo,
Siempre Eugenia.

De que valen palacios,
Cuajados de jardines,
De que vale una corte,
Para mi majestad.

Prefiero aquella vida,
Igual y provinciana,
Con tiempo de una risa,
Y tiempo de soñar.

Quien fuera otra vez niña,
Corriendo por callejas,
Que tiran en el río,
Sus ansias de vivir.

Quien fuera solo Eugenia,
Y estar toda la vida
Soñando imposibles,
Viajes a París.

Mi mundo granadino,
Es la fragancia de rosas,
De rosas y de fuentes musicales,
Que van a florecer llegando a Francia,
En medio, en medio de violetas imperiales.

Me acuerdo de granada,
Y de la alambra,
Me acuerdo majestad,
Con tu real venia,
De aquella gitanilla,
Y de su sombra,
Y quiero seguir siendo,
Siempre Eugenia.

Y quiero seguir siendo,
Siempre Eugenia.