Letra de En mi alud
Rees
Los días hoy no me pesan porque ya no siento nada.
El corazón me grita y yo no puedo contestarle.
Te siento tan fuerte pero tú estas tan callada.
Si me coso los labios es sólo por no besarte.
Aunque cierro los ojos te sigo viendo tan clara.
Aunque te tenga lejos estás dentro de mi arte.
No se lo que tiene esa p*** mirada
que, con solo unos segundos, es capaz de desarmarme.
Tantos los recuerdos, tanto daño compartido,
lo vivido y lo perdido me retuercen las entrañas.
Tantas las promesas y los lloros y los gritos
y con sólo una palabra derribaste mi muralla.
Vaya si te quiero, tanto que no te lo digo,
el latido de mi verso lleva el ritmo de tu piel.
Vaya si te quiero, Cupido está de testigo,
si le conté lo que siento y ni él mismo se lo cree.
Si me hiciste tanto daño, , ¿por qué no me importa?
Mis labios me suplican el sentirte otra vez.
Sabes que no es sangre lo que pasa por mi aorta,
son los sentimientos que, en la mano, te entregue. Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
Aun tiemblo como un niño cuando te tengo delante,
aun te siento a mi lado cuando veo el amanecer,
provocas cataclismos en mi alma y al pensarte,
me doy cuenta, que al marcharte, supe lo que era perder.
Sólamente hay dos cosas que conseguirán matarme,
una es un beso tuyo, la otra que no me lo des.
Sólamente hay dos cosas que podrían hacerme grande,
una es un beso tuyo y que lo hagas más de una vez.
Te busco en cada trago, en cada una de mis caladas,
en mi pecho llamaradas, por mis ojos surco ríos.
No estás en mi cama, por lo tanto, no sonrío,
sin la luz de tu mirada, normal, que tenga este frío.
Sólo me hago el valiente cuando vuelves a rozarme,
soy más falso que judas si digo que ya no sufro.
Intento pasar página, más, no puedo engañarme,
desde que perdí mi musa, mi poesía esta de luto.
Y tú déjame un día o regálame un minuto,
aunque sea una pelea, si es contigo, me da igual.
Que te iba a echar de menos, eso ya no lo discuto,
pero, que iba a doler tanto, no lo pude imaginar. Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
Las aspas del tiempo jaspean el cielo
y vuelve a llover cada amanecer.
Se expanden los llantos del bello artefacto
que olvidó seguir latiendo sin ti.
Se acabaron las palabras, no le salen al poeta.
No sé si eres mi diosa o más bien mi maldición.
Réquiem en la cabeza, que perdí por ti completa.
Van Gogh no tenia oreja y yo perdí mi corazón.
Siempre el mismo destino para el loco y el creador,
loco por tus caderas, inventor de un sentimiento.
Siempre el mismo destino tan amargo, tan atroz,
pa´ quererte no hay motivos pero yo me los inventó.
Tras esto me doy cuenta que no creo en el amor.
Un manto de clavos cubierto de terciopelo.
No sé si pelear o decir por fin adiós,
de momento sigo aquí, a tres metros de tu cielo.
Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
No puedo articular ninguna reflexión,
soy un juguete rojo exento de razón.
Y no hay extrema unción, más bella que este adiós
viciado de cariño y harto de traicion
El corazón me grita y yo no puedo contestarle.
Te siento tan fuerte pero tú estas tan callada.
Si me coso los labios es sólo por no besarte.
Aunque cierro los ojos te sigo viendo tan clara.
Aunque te tenga lejos estás dentro de mi arte.
No se lo que tiene esa p*** mirada
que, con solo unos segundos, es capaz de desarmarme.
Tantos los recuerdos, tanto daño compartido,
lo vivido y lo perdido me retuercen las entrañas.
Tantas las promesas y los lloros y los gritos
Vaya si te quiero, tanto que no te lo digo,
el latido de mi verso lleva el ritmo de tu piel.
Vaya si te quiero, Cupido está de testigo,
si le conté lo que siento y ni él mismo se lo cree.
Si me hiciste tanto daño, , ¿por qué no me importa?
Mis labios me suplican el sentirte otra vez.
Sabes que no es sangre lo que pasa por mi aorta,
son los sentimientos que, en la mano, te entregue. Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
Aun tiemblo como un niño cuando te tengo delante,
aun te siento a mi lado cuando veo el amanecer,
provocas cataclismos en mi alma y al pensarte,
me doy cuenta, que al marcharte, supe lo que era perder.
Sólamente hay dos cosas que conseguirán matarme,
una es un beso tuyo, la otra que no me lo des.
Sólamente hay dos cosas que podrían hacerme grande,
una es un beso tuyo y que lo hagas más de una vez.
Te busco en cada trago, en cada una de mis caladas,
en mi pecho llamaradas, por mis ojos surco ríos.
No estás en mi cama, por lo tanto, no sonrío,
sin la luz de tu mirada, normal, que tenga este frío.
Sólo me hago el valiente cuando vuelves a rozarme,
soy más falso que judas si digo que ya no sufro.
Intento pasar página, más, no puedo engañarme,
desde que perdí mi musa, mi poesía esta de luto.
Y tú déjame un día o regálame un minuto,
Que te iba a echar de menos, eso ya no lo discuto,
pero, que iba a doler tanto, no lo pude imaginar. Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
Las aspas del tiempo jaspean el cielo
y vuelve a llover cada amanecer.
Se expanden los llantos del bello artefacto
que olvidó seguir latiendo sin ti.
Se acabaron las palabras, no le salen al poeta.
No sé si eres mi diosa o más bien mi maldición.
Réquiem en la cabeza, que perdí por ti completa.
Van Gogh no tenia oreja y yo perdí mi corazón.
Siempre el mismo destino para el loco y el creador,
loco por tus caderas, inventor de un sentimiento.
Siempre el mismo destino tan amargo, tan atroz,
pa´ quererte no hay motivos pero yo me los inventó.
Un manto de clavos cubierto de terciopelo.
No sé si pelear o decir por fin adiós,
de momento sigo aquí, a tres metros de tu cielo.
Y en mi alud, fragmenta cualquier luz
las hebras de esta voz cansada de aguantar callada,
mientras tú, doblegas mi moral y escapas al rencor
del único que vuelca el mundo por los dos.
No puedo articular ninguna reflexión,
soy un juguete rojo exento de razón.
Y no hay extrema unción, más bella que este adiós
viciado de cariño y harto de traicion
Letra de En mi alud de Rees
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