El desierto

Su corazón es profundo,
hecho de ideas de un mundo
en el que no hay severidad
ni espacio para dudar.

Salió durante el amanecer,
sólo la bruma la vio mecer
su pelo largo sobre el vestido
azul que le vio crecer.

Y todo lo dejó atrás, su casa y el rosal
y todo lo dejó tendido al viento y sin planchar.
Y todo lo dejó atrás, a su madre en delantal
y a todos los dejó segura que iba a prosperar.

Su corazón se expandía,
Mientras el campo se abría
Y su destino corría cual río camino de la ciudad.

Atravesó la hierba sin flor
con sus sandalias y no pensó
que en el desierto quema hasta el viento
y el miedo la despertó.

Y todo lo dejó atrás, su casa y el rosal
y todo lo dejó tendido al viento y sin planchar.
Y todo lo dejó atrás, a su madre en delantal
y a todos los dejó segura que iba a prosperar.

Sus corazones son duros,
hechos de arena y con nudos,
de tempestades que al respirar
violentan la soledad.

La miraron por el rumbo
Y en unos cuantos segundos
La tierra tibia se manchó, y el alma se le escapó.

Y ella los dejó atrás y el mundo se calló.
Y ella se fue por la noche y nadie la escuchó.
Y ella los dejo atrás y el polvo la abrazó.
El nombre se le fue borrando y nadie la encontró.

Y todo lo dejó atrás, su casa y el rosal
y todo lo dejó tendido al viento y sin planchar.
Y todo lo dejó atrás, a su madre en delantal
y a todos los dejó poniendo en Juárez un altar.