El caimán chucuto

Caimán que no tenga cola
donde lo miren le dicen
caimán chucuto
y el hombre
que es sinvergüenza
siempre se agarra
como mono en camoruco
reventándose las uñas
el dia que le echan un susto
porque será que en el mundo
habemos seres tan brutos
yo trabajé largo tiempo
casa de un rico llamado
Carmelo Augusto
su mujer tenía treinta años
y el cincuenta
pero bien gordo y robusto
yo tan solo era un muchacho
de quince años pero justo
y un día que me pagó fallo
me hizo coger un disgusto
yo no quise retirarme
porque al momento
pensé mejor que un adulto
yo sabía que don Carmelo
tenía una hija bonita
que regresaba de hiuston
y al ver que todas sus notas
las traía con veinte puntos
empezó a toma aguardiente
y mandó a buscar un conjunto
me puso a amatar tres chivos
quince gallinas
un toro criollo y un bufalo
yo noté que la muchacha
se paró en la reunión
al frente de todo el público
y le dijo a su papá
usted si es gafo y estúpido
cantando y meneando el rabo
se parece un caballo búlico
será que usted no se acuerda
que ha mi tío Pedro
antier se llevó al sepulcro
está bien canten y toquen
pero no bailen
consideren al difunto
si usted sigue su bochinche
dejaré quieto el asunto
pero el día que usted se muera
yo ni me visto de luto
la señora de Carmelo
cogió una pea
con vino de ese alambrusco
la muchacha lo hizo igual
y de Carmelo
ni se diga ni se supo
corrieron a todo el mundo
se fueron hasta los músicos
y yo como era el obrero
dejé para irme de último
sería por el aguardiente
que aquella noche
me convertí en hombre astuto
me metí a la habitación
donde Carmelo y su esposa
dormían como dos lechuzos
le brinqué encima a la doña
convertido en fiera y pulpo
y lenguadiando decía
Carmelo tu si eres rustico
después le brinqué a Carmelo
como un caballo
cuando mira a un burro chuto
todavía un poco furioso
salí hacia la habitación
donde estaba el otro fruto
le dije entregue los lodos
por las buenas y con gusto
y me le lleva el coroto
al novio que tiene en hiuston A las tres de la mañana
cuando cantaban
los gallos y guarracucos
yo estaba con la muchacha
bien enredado
como alambre con bejuco
despertó con unos lecos
que se parecía un aruco
y yo me perdí corriendo
por la costa de un conuco
don Carmelo y su señora
se levantaron
en piyamas sin guayucos
diciendo este sinvergüenza
cuando amanezca
voy a su casa y lo busco
la madre le dijo a la hija
habla mi amor yo te escucho
y le dijo siento madre
algo que me duele mucho
la mamá le contestó
yo igual que tu
me siento un dolor maluco
mientras Carmelo decía
que se sentía en la barriga
como que tenía un furruco
y cada viento en el baño
sonaba como un trabuco
y decía maldito sea
tendré que comer caruto
pero el igual que su hija
perdió un tesoro
que más nunca lo repuso
con dolor y sentimiento
me alejé de mi llanura
buscando rumbo a Macuto
con lágrimas en los ojos
pensando a cada minuto
que a Carmelo y su familia
los cazó el caimán chucuto