Letra de El árbol lo vió
Kusa
[Kusa]
Vivo en éste limbo, a todos rindo,
Concebido naturalmente, paso desprevenido,
Invertido mi tiempo longevo en tu oxígeno,
Doy talento, deseo, pero también somnífero.
Los niños y su alegría patógena,
son la tierna inocencia en esta cruda atmósfera.
Mi árbol genealógico es la receta del poeta,
Su arma y alma letal tintada con fiereza.
Tengo cicatrices de bellas parejas,
Que se han besado y luego separado de forma dura,
Así hallé una moraleja:
El amor es una enfermedad de contagio y cura.
Vivo y respiro en éste lindo bodrio,
Mi pelaje es mi verdoso ramaje,
A veces verde, a veces rubio en el paisaje;
A veces amado, a veces bañado en odio. Me han protegido, me han repudiado,
En depresiones de otoño perdí pelo,
Pero acepto a quienes me han traicionado,
Porque es cosa de humanos el recelo.
Tan agotable y explotable en éste feudo,
De raudos fallecimientos incesables.
Vi partir tras morir almas, y luego,
Vi perder y caer el querer de familias amables.
Vi detestables situaciones criminales,
En donde el vago se va con lo del trabajador,
Y vi delincuentes muy admirables,
Sacando lo suyo del bolsillo del rico ladrón.
Vi súper-héroes sin capa luchando,
Con una voluntad inquebrantable,
Gritando su derecho y amando,
Creo que ustedes los llaman padres.
Vi como reían los amigos,
Esas charlas en las que todo se escapa,
Donde el dolor desmesurado es suprimido,
Y las risas así todo lo salvan.
Hallé todo eso que vos obviaste,
Y que ahora que partiste, lo vi todo.
Yo lo vi, pero vos no lo apreciaste,
Aunque culparte es algo muy tonto. Caíste en las raíces que frecuentaste,
Donde viviste y viví para observar,
Estabas triste, y triste te apartaste,
de ese infante que siempre te va a admirar.
Vi a aquel muchacho tan enamorado,
Que rechazaste por tu inseguridad.
Vi tu temor tan exagerado,
A la calle y su impensable maldad.
Te vi sentada, callada, cansada,
Te vi apasionada, tarareando una canción.
Te vi malhumorada y enfadada,
Pero también vi tu gigante corazón.
Vi tu miedo y horrible enfermedad,
Que se llevaba tu juventud ahí sana.
Llorabas por lo que te podía pasar,
Odiabas pensar que jamás tendrías canas.
Vi a tu madre ayudarte...
A tu padre lo vi salvarte...
Vi a ese dulce pequeño esperanza darte.
Y vi, la debilidad por la que callaste.
Pero fue un arma delictiva lo que de tu vida,
Hizo cenizas y lágrimas tortuosas.
En frente mía de repente se perdía,
una dama enferma, pero hermosa.
Luego, vi una familia devastada,
Un chico... Que, ya no jugaba.
Pronto, me talarían. Y yo, pensaba:
"¿Ella me ayudaría?" Pero no estabas.
Y así me fui, después de dar tanto,
No hubo llanto ni rosa para el árbol.
Y mi único consuelo en éste instante,
Es morir, y poder volver a observarte.
[Dante Pereyra]
[x2]
Y así viví, así sentí, a través de vos.
Así morí, así perdí, a través de vos.
Un árbol, tan raro, extraño,
Más humano que tantos humanos.
Vivo en éste limbo, a todos rindo,
Concebido naturalmente, paso desprevenido,
Invertido mi tiempo longevo en tu oxígeno,
Doy talento, deseo, pero también somnífero.
Los niños y su alegría patógena,
son la tierna inocencia en esta cruda atmósfera.
Mi árbol genealógico es la receta del poeta,
Su arma y alma letal tintada con fiereza.
Que se han besado y luego separado de forma dura,
Así hallé una moraleja:
El amor es una enfermedad de contagio y cura.
Vivo y respiro en éste lindo bodrio,
Mi pelaje es mi verdoso ramaje,
A veces verde, a veces rubio en el paisaje;
A veces amado, a veces bañado en odio. Me han protegido, me han repudiado,
En depresiones de otoño perdí pelo,
Pero acepto a quienes me han traicionado,
Porque es cosa de humanos el recelo.
Tan agotable y explotable en éste feudo,
De raudos fallecimientos incesables.
Vi partir tras morir almas, y luego,
Vi perder y caer el querer de familias amables.
Vi detestables situaciones criminales,
En donde el vago se va con lo del trabajador,
Y vi delincuentes muy admirables,
Sacando lo suyo del bolsillo del rico ladrón.
Vi súper-héroes sin capa luchando,
Con una voluntad inquebrantable,
Gritando su derecho y amando,
Creo que ustedes los llaman padres.
Vi como reían los amigos,
Esas charlas en las que todo se escapa,
Y las risas así todo lo salvan.
Hallé todo eso que vos obviaste,
Y que ahora que partiste, lo vi todo.
Yo lo vi, pero vos no lo apreciaste,
Aunque culparte es algo muy tonto. Caíste en las raíces que frecuentaste,
Donde viviste y viví para observar,
Estabas triste, y triste te apartaste,
de ese infante que siempre te va a admirar.
Vi a aquel muchacho tan enamorado,
Que rechazaste por tu inseguridad.
Vi tu temor tan exagerado,
A la calle y su impensable maldad.
Te vi sentada, callada, cansada,
Te vi apasionada, tarareando una canción.
Te vi malhumorada y enfadada,
Pero también vi tu gigante corazón.
Vi tu miedo y horrible enfermedad,
Que se llevaba tu juventud ahí sana.
Llorabas por lo que te podía pasar,
Odiabas pensar que jamás tendrías canas.
Vi a tu madre ayudarte...
A tu padre lo vi salvarte...
Vi a ese dulce pequeño esperanza darte.
Y vi, la debilidad por la que callaste.
Pero fue un arma delictiva lo que de tu vida,
Hizo cenizas y lágrimas tortuosas.
En frente mía de repente se perdía,
una dama enferma, pero hermosa.
Luego, vi una familia devastada,
Un chico... Que, ya no jugaba.
Pronto, me talarían. Y yo, pensaba:
"¿Ella me ayudaría?" Pero no estabas.
Y así me fui, después de dar tanto,
No hubo llanto ni rosa para el árbol.
Y mi único consuelo en éste instante,
Es morir, y poder volver a observarte.
[Dante Pereyra]
[x2]
Y así viví, así sentí, a través de vos.
Así morí, así perdí, a través de vos.
Un árbol, tan raro, extraño,
Más humano que tantos humanos.
Letra de El Árbol lo Vió de Kusa
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