De la vida misma

Fue el viento quien abrió la ventana,
el ruido matinal lo despertó.
Se había adormecido mientras
escribía parte del libro de su vida.

Fue causa de la tormenta
haber desparramado las hojas
en que decía palabras,
que en un momento amargo las escribía,
en ese momento las escribía.

Fue el frío del lugar,
donde decidió tal cosa,
sin pensar en nada más
que en su propia realidad.

No puedo vivir la vida de los demás,
sin embargo mil personas me lo suplicarán.
Lamento decidir así, si esta es
mi voluntad final, mi decisión final.

Fueron ilusiones de vida,
peleando hasta la muerte misma,
fueron ilusiones en vida,
peleando hasta la muerte misma.