Letra de De ella fueron los lamentos
Cuti y Roberto Carabajal
De ella fueron los lamentos
Que en mi soledá escuché:
En cuanto al punto llegué,
Quedé enterado de todo:
Al mirarla de aquel modo
Ni un instante tutubié.
De ella fueron los lamentos
Que en mi soledá escuché:
Alzó los ojos al cielo
En sus lágrimas bañada;
Tenía las manos atadas;
Su tormento estaba claro;
Y me clavó una mirada
Como pidiéndome amparo
Yo no sé lo que pasó
En mi pecho en ese instante;
Estaba el indio arrogante
Con una cara feroz:
Para entendernos los dos
La mirada fue bastante.
Yo no sé lo que pasó
En mi pecho en ese instante
El peligro en que me hallaba
Al momento conocí;
Nos mantuvimos ansí,
Me miraba y lo miraba:
Yo al indio le desconfiaba,
Y él me desconfiaba a mí
Aquel duelo en el desierto
Nunca jamás se me olvida;
Iba jugando la vida
Con tan terrible enemigo,
Teniendo allí de testigo
A una mujer afligida.
Aquel duelo en el desierto
Nunca jamás se me olvida
Esa infeliz tan llorosa,
Viendo el peligro se anima;
Como una flecha se arrima
Y olvidando su aflición,
Le pegó al indio un tirón
Que me lo sacó de encima
Me persiné dando gracias
De haber salvado la vida;
Aquella pobre afligida,
De rodillas en el suelo,
Alzó sus ojos al cielo
Sollozando dolorida.
Me persiné dando gracias
De haber salvado la vida
Me hinqué también a su lado
A dar gracias a mi Santo;
En su dolor y quebranto
Ella, a la madre de Dios,
Le pide en su triste llanto
Que nos ampare a los dos
Bendito, Dios poderoso,
Quien te puede comprender
Cuando a una débil mujer
Le diste en esa ocasión
La juerza que en un varón
Tal vez no pudiera haber
Bendito, Dios poderoso,
Quien te puede comprender
Quien te puede comprender
Bendito, Dios poderoso.
Que en mi soledá escuché:
En cuanto al punto llegué,
Quedé enterado de todo:
Al mirarla de aquel modo
Ni un instante tutubié.
De ella fueron los lamentos
Que en mi soledá escuché:
Alzó los ojos al cielo
Tenía las manos atadas;
Su tormento estaba claro;
Y me clavó una mirada
Como pidiéndome amparo
Yo no sé lo que pasó
En mi pecho en ese instante;
Estaba el indio arrogante
Con una cara feroz:
Para entendernos los dos
La mirada fue bastante.
Yo no sé lo que pasó
En mi pecho en ese instante
El peligro en que me hallaba
Al momento conocí;
Nos mantuvimos ansí,
Me miraba y lo miraba:
Yo al indio le desconfiaba,
Y él me desconfiaba a mí
Aquel duelo en el desierto
Nunca jamás se me olvida;
Iba jugando la vida
Con tan terrible enemigo,
Teniendo allí de testigo
A una mujer afligida.
Nunca jamás se me olvida
Esa infeliz tan llorosa,
Viendo el peligro se anima;
Como una flecha se arrima
Y olvidando su aflición,
Le pegó al indio un tirón
Que me lo sacó de encima
Me persiné dando gracias
De haber salvado la vida;
Aquella pobre afligida,
De rodillas en el suelo,
Alzó sus ojos al cielo
Sollozando dolorida.
Me persiné dando gracias
De haber salvado la vida
A dar gracias a mi Santo;
En su dolor y quebranto
Ella, a la madre de Dios,
Le pide en su triste llanto
Que nos ampare a los dos
Bendito, Dios poderoso,
Quien te puede comprender
Cuando a una débil mujer
Le diste en esa ocasión
La juerza que en un varón
Tal vez no pudiera haber
Bendito, Dios poderoso,
Quien te puede comprender
Quien te puede comprender
Bendito, Dios poderoso.
Letra de De Ella Fueron Los Lamentos de Cuti y Roberto Carabajal
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