Dando donde duele

Me llaman las musas como si fuera el Mesías.
Calor de medio día, día y medio en tus medias,
sin tu cara de seria, dime de mí qué sería.
Dame de ti tu saliva, la cura de mis miserias.
Mira, te han dado las doce, dices, dando donde duele.
Amor para la tele, la mujer mejor muy lejos.
Quedo con mis complejos, con mis lloros añejos,
contrabando de dolor en la aduana de mis ojos.
Y en mis hojas funerales, de cada verso suicida,
salvavidas la poesía, la divina de mis divas,
la dama elegante, una triste compañía,
lágrimas de diamante amando a melancolía.
Beso versos de este vaso, basado en un adiós,
medio corazón, el que un día latía por dos.
Te quedaste con los trozos, lo dejaste hecho trizas,
te lo di con un lazo, destrozaste mi sonrisa.
Sorpresa, sorpresa, preso de tu indiferencia,
dolor en las venas, amor con interferencias.
Suplí tus carencias, ahora mendigo un te quiero,
ese que nunca me dices si tu no escuchas primero.
El orgullo vale el doble, lástima que yo no tenga,
tango en mis escritos, el que baile entre tus piernas,
sólo como mi whisky, amargado sin tu mezcla,
quise ser futuro y ahora me siento leyenda.
Di más y echo de menos, tengo mono de tus manos,
con cara de memo, mudo como un mimo.
Mamo del recuerdo, como si fuera un borracho,
si la guerra de tu cama ahora me duele en el pecho.
Mamá, mancho con mis lloros cada esquina de su cuerpo,
si de lo que me dueles, chica, me has roto hasta el tiempo
muerto. Muerto, sigo cantando al viento,
buscando entre caladas algo para estar contento.
Otro folio que se acaba, otro miedo que me nutre.
Pobre niño que corre siempre buscando tu estela
y aquí estoy a la espera y mejor reconocer
que, por mucho que me duela, yo respiro por tu piel.
Amor es lo que duele. La herida mas grande.
El cáncer incurable que termina con el hombre.
No lo compra el cobre, te deja con hambre,
viene sin avisar, si lo esperas viene tarde