Letra de Canción del herrero
Sergio Baraza
A golpe de martillazo
él pudo forjar su vida
Desde muy pocos años
trabajando en su fragüilla.
Odiaba las injusticias
Y ayudaba a cuantos podía.
Dejó a la izquierda sus convicciones
y a la política aborrecida.
Yo pude conocerlo,
saber como pensaba.
Y aunque ya estaba viejo
era joven su mirada.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Nunca le gustó la gente
que es falsa y sin orgullo.
Tampoco los que critican
siendo ellos los más capullos. Todos le respetaban,
porque se lo había ganado
siendo un tipo bueno,
generoso y siempre honrado.
Quería a su familia
y amigos no le faltaban,
y aunque ya estaba viejo
jóvenes eran sus palabras.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Desde el sur hasta el norte buscando lumbre.
De aquí y de allá fue tomando apuntes
sobre la vida, sobre el amor y sobre costumbres.
Se casó y tuvo hijas, cuidó de nietos,
poco a poco se fue haciendo viejo
hasta que se fue una noche triste de un frío invierno.
Las casas aún le recuerdan
en cada reja de las ventanas
que un día creó el herrero
con marro, esfuerzo y fuego. Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
él pudo forjar su vida
Desde muy pocos años
trabajando en su fragüilla.
Odiaba las injusticias
Y ayudaba a cuantos podía.
Dejó a la izquierda sus convicciones
y a la política aborrecida.
Yo pude conocerlo,
Y aunque ya estaba viejo
era joven su mirada.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Nunca le gustó la gente
que es falsa y sin orgullo.
Tampoco los que critican
siendo ellos los más capullos. Todos le respetaban,
porque se lo había ganado
siendo un tipo bueno,
generoso y siempre honrado.
Quería a su familia
y amigos no le faltaban,
y aunque ya estaba viejo
jóvenes eran sus palabras.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Desde el sur hasta el norte buscando lumbre.
De aquí y de allá fue tomando apuntes
sobre la vida, sobre el amor y sobre costumbres.
Se casó y tuvo hijas, cuidó de nietos,
poco a poco se fue haciendo viejo
hasta que se fue una noche triste de un frío invierno.
Las casas aún le recuerdan
en cada reja de las ventanas
que un día creó el herrero
con marro, esfuerzo y fuego. Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
contando mil historias y escuchando el telediario.
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Todavía lo recuerdo entre sus naranjos
y tomando el fresco en el verano,
Había corrido mundo y disfrutado,
pero donde estaba más a gusto era arando
en su bancal o escuchando su vieja radio.
Letra de Canción del herrero de Sergio Baraza
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