Bar y tambor

Vino a vivir un día más,
como quien sale a caminar,
sin esperar otro destino más que el típico…

Como al descuido y sin buscar,
la descubrió en el carnaval,
y en la comparsa su mirada fue lo mágico…

De pronto lo hizo respirar,
como febrero al carnaval,
le provocó tantos impulsos como pálpitos.

Ella le puso el corazón,
en contramano a la razón
y en la locura, la cordura se perdió…

Qué debo hacer - le preguntó -
para invitarte a ver el sol,
que llegará para los dos, como he pactado…
y la princesa le cortó
como un hachazo la intención,
como la luna apaga el día que ha pasado…
No me condenes a volar
la vida sin tu claridad,
pero ella lo dejó sin luces, desolado… Por la ventana de aquel bar
se escapa el humo a la ciudad,
mientras su copa es el espejo de lo utópico…

Sumido en la desilusión,
hundido en tanto desamor,
se daba cuenta que el destino fue tan cínico…

Se le aturdía el corazón,
con los platillos del alcohol
y el tamboril desdibujaba, todo el vértigo.

Qué baile dio la realidad
al despintarse aquel disfraz,
que enmascaraba lo imposible de ilusión.

-Y ahora?, que pensas hacer papi?
-Que se yo, siempre me pasa lo mismo,
al final son todas iguales.
-y, la piba te corto el rostro, bancatela y segui,
¿No ves la fiesta que hay afuera?
-Que fiesta?!, ni bailando voy a sacarme tanto frio.

Pero la vida es carnaval,
y todo el pueblo cantará,
con la comparsa bailarán marcando el ritmo.
Y sin embargo terminó,
en brazos de ese mostrador,
ahogado en tragos por pelear, contra el olvido…
¡Hay! Vida mía, murmuró,
dejando el alma en un jirón,
ya ni bailando escapará, de tanto frío!